Fichajes
martes 15 de enero de 2008
© Sergio Plou
Artículos 2008

    En el inquietante mundo de la política se resuelve la falta de ideas con fichajes de último minuto. Se nos vende ahora al señor Pizarro como el paladín de los conservadores, la antítesis de Solbes, el economista más destacado de Mañolandia que nos dejará el país como los chorros del oro. Da pena que la tópica etiqueta de ser aragonés lo mismo sirva para un roto que para un descosido. A este señor habría que preguntarle por las viejas Eléctricas Reunidas de Zaragoza para hacerse un croquis más realista sobre su anticatalanismo mercantil. Desde luego el señor Pizarro, número dos a la lista del PP por Madrid, no está por la labor de ejercer en la capital a modo de jefe del lobby maño. Y menos de manera altruista. No lo hizo aquí, cuando convirtió las eléctricas aragonesas en una mera sucursal de las catalanas. Resulta evidente que barre para su propia casa, como todo quisque. Al fin y a la postre este hombre fue uno de los desmembradores del antiguo fiasco de Rumasa; una de las empresas más turbias de la historia peninsular. Pizarro ayudó a trocearla a conciencia de la mano de Boyer en la época de Felipe González, así que no puede extrañarse de lo que se le vino después encima con Endesa, la empresa de sus cariños. De sobras sabe que en los negocios no existen las amistades eternas. La OPA de Gas Natural - de la mano de La Caixa - y el desembarco de las grandes eléctricas alemanas, a las que recurrió Pizarro buscando auxilio, dejaron su patriotismo desinteresado con el culo al aire, de modo que poner al mando de la economía nacional a un personaje con tan declarados provechos económicos puede ser una enorme desventaja para el Estado. La pregunta que cabe con su reciente apuesta política es: si donde las dan las toman, ¿también las toman donde las dan? Es decir, ¿utilizará en beneficio propio el cargo de ministro con semejante currículo empresarial?
    En política nos hacen creer que existen al menos dos planteamientos económicos. Pero no es cierto. Y no porque lo diga yo, es el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial los que dictan a los gobiernos la manera de hacer las cosas. Por si fuera poco, la tutela de Europa en este campo es tan férrea que reduce las diferencias entre socialdemócratas y conservadores a meras cuestiones de matiz. Pueden apartarse unos milloncetes para asuntos sociales siempre que repercutan en el desarrollo empresarial, pero nunca echarse en saco roto. Desde luego, la calderilla de la que estamos hablando se utiliza mucho publicitariamente durante las campañas electorales, y hay que entender que con Pizarro subido a las ancas del ministerio se dedicaría sin duda a otros menesteres. La situación económica, sin embargo, no va a cambiar porque Solbes o Pizarro lleven las riendas. La globalización no repara en estas simplezas.

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