Huele a navidad
martes 11 de diciembre de 2007
© Sergio Plou
Artículos 2007

    El carácter estacional de la climatología terrestre y las rutinas que constituimos los seres humanos, como parásitos prepotentes que somos, hace que siempre y por estas fechas se apoderen de nosotros extraños sentimientos colectivos. Gustavo García, el director del albergue municipal, acaba de impartir una charla organizada por la Cruz Roja en la que destacó la Deslocalización de las Relaciones como causa de soledad. En plena era de la información y las comunicaciones resulta que estamos más solos que nunca, manifestamos comportamientos raros y además cargamos a nuestras espaldas enfermedades psicológicas de la más diversa ralea. La especialización puede hacer frente a algunas, pero el sistema hospitalario no está preparado para tratar con éxito varias a la vez. No hay mas que hacer una visita al albergue para comprobar el resultado final: las personas que recalan allí lo hacen con un buen álbum de problemas en los bolsillos. Por lo visto, la gente que ya no sabe si el origen de su situación fueron los problemas o si los problemas conformaron la situación, está a un tris de perder las riendas. Resulta curioso que la medicina actual sea minuciosa hasta el punto de implantar manos en sujetos que acaban de perderlas y no pille de paso al individuo y le trate también las depresiones o la separación conyugal. La Mutua de Accidentes de Zaragoza es de tal forma pionera en esta técnica quirúrgica que puede practicar con cadáveres, pero si presentas otras lesiones te deriva al médico de cabecera. Ya se sabe que volando voy, volando vengo y por el camino yo me entretengo, pero no hay otra forma de tratar las patologías duales que cogiéndolas por separado. No es raro pues que a mayor número de enfermedades tengas más boletos para dormir en un cajero automático o llegar antes a la tumba. No es justo, pero hay que asumir que la Deslocalización de las Relaciones nos afecta en muchos aspectos de la vida.
     Hablar con una persona que se encuentra a miles de kilómetros de distancia sin duda es un avance pero no debe inducirnos a pensar que el interlocutor está a un suspiro de nosotros. Por ejemplo, la cirugía en materia de trasplantes de médula ósea es casi milagrosa, pero no evita que los padres de un chaval de Alcorisa busquen con urgencia un donante compatible. Saben que han de gritar mucho para que se les oiga mejor. A medida que nos acercamos al invierno se apodera el runrún de la navidad y ciertas emociones encuentran el altavoz que necesitan para concienciar a la gente. En mitad de los anuncios de consumo y la pantagruelia que se nos avecina, la soledad se apodera de la población y emite señales de nostalgia. Perdidos entre el cableado de la alta tecnología llegamos a tal punto de precisión que lentamente nos devoran las estadísticas. No vivimos en el mundo feliz de Huxley sino en La Pianola de Vonnegut, muy bien deslocalizados y al borde mismo de una paranoia colectiva. Desconozco las predicciones para el año próximo pero a largo plazo, tal y como funciona el sistema, la medicina será capaz de que seamos cada vez más viejos y tengamos mejor aspecto, aunque nuestra cabeza sea una noria. Es lo que dice Gervasio Sánchez cuando le dejan salir en la tele mostrando a los tullidos del Tercer Mundo. «Aquí te cortas una mano trabajando en la carpintería y te la encolan en la Mutua. En África te explota una mina jugando al lado del pueblo y tienes suerte si te regalan una de madera. La perspectiva es distinta.»

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