Según los indicadores industriales las empresas aragonesas están resistiendo las cachetadas de la crisis como unas jabatas. En el resto de Europa no se lo creen, piensan que amañamos los informes pero no se dan cuenta de que esta manera lánguida de despeñarse está en nuestra propia esencia. Cuando todo el mundo entra en barrena aquí caemos a cámara lenta. O somos cortos de vista o nos fallan los reflejos, todo tiene sus ventajas. Como nunca llega la hora de triunfar sobra tiempo para defenestrarse. Así que nos lo tomamos cachazudamente. Mientras el resto de las autonomías baja por la pendiente hasta más allá del 13%, apenas retrocedemos por estos lares un 4%. No redramos. Somos un subproducto de la condescendencia ajena. No se mueve una hoja sin pedir permiso y la que se agita emplea la fuerza del cierzo, que va a rebufo y es gratis. ¿Es gratis decir que el trasvase es una conexión? Pues se dice. Los informes dicen que no nos salpica el asunto y que si somos buenos chicos igual tenemos premio. La táctica de la zanahoria y el palo todavía funciona en Aragón —incluso sin zanahoria—, los informes del gobierno autónomo así lo atestiguan. Y los informes nadie los lee porque son un plomazo. A todo el mundo le asusta la letra pequeña y también la letra gorda, molan más los dibujitos y los gráficos. En los gráficos de los informes las cosas feas se obvian. Prima el rosa, para dar una idea de culebrón.
    El culebrón de la General Motors en Figueruelas vuelve al quinto turno para exportar el Corsa a todo el planeta. A la vez que se trabaja los sábados en la multinacional, echarán a la calle a más de ochocientas personas y el gobierno aragonés, que no da palo al agua, no quiere interferir. El gobierno tiene complejo de Naciones Unidas y ve en la GM las fronteras de otro país, de modo que aplica el rasero de la no injerencia en los asuntos internos, que es lo que procede. Aquí siempre se procede de la misma manera. Se pone la mesa, el mantel y los cubiertos. Se subvencionan empresas, se las fomenta y se las desarrolla. Se les da pasta para que investiguen e inviertan y cuando se han forrado cogen los bártulos y se van. Es lo que hay, si te he visto no me acuerdo, por esa razón caemos a cámara lenta. Nos aseguran que estamos innovando. ¿Acaso crearemos valor añadido impulsando el onanismo? Ojalá. Aunque dicta la realidad que nuestros políticos juegan a ser árbitros porque no les otorgan otro papel. Interpretan que el trasvase del Ebro es una cuestión de cuencas internas catalanas de igual modo que ven en la plantilla de la General Motors a gente que funciona con distinto pasaporte. Como lo chungo no tiene arreglo, a mí plin, yo duermo en Pikolín. Pero la cataplasma de la Expo no durará toda la vida. Es más, nos pasaremos varios lustros pagando la factura y a la vuelta del verano veremos si aguanta el tenderete o se desploma el empleo. Nadie duda de que es muy entretenido mandar invitaciones y asfaltar las calles antes de tiempo. Nadie cuestiona que haya que poner guapa la ciudad. Pero, ¿tenemos una base lo suficientemente estable como para no morir de éxito?