El corazón de la bestia
viernes 14 de agosto de 2009
© Sergio Plou
Artículos 2009

    No faltan las noticias, otra cosa es que nos quiten el sueño. Las velinas peninsulares salen ahora a currar con un enigmático bote de polvos en el bolso dispuestas a dar el palo a los clientes. A esta acción la denominan en la prensa seria «el beso del sueño». Aunque no haya de por medio ni un lametón y la velada se reduzca a una vulgar pesadilla, nos venden la clásica anestesia del tonto del bote como un problemón. Resumiendo. El macho alfa de la manada ofrece a una moza de buen ver tomar un whisky en su propia casa, recibe cuatro carantoñas en el sofá y de pronto siente que se le pixela la existencia. Unas horas después amanece en la cruda realidad, tirado como una colilla y comprendiendo que se ha quedado sin la TDT de plasma. Moraleja. Ahora que se ha descubierto que la TDT era un timo para crear nuevas televisiones de pago —¿alguien lleva la cuenta de los goles que nos están metiendo?—, traer una ratera a domicilio, mientras estamos de Rodríguez y que nos mangue la tecnología punta es una grave ofensa para la masculinidad. En una época de crisis no sólo hay que defender el puesto de trabajo, sino también la televisión, que es la caja fuerte de nuestras emociones. El corazón de la bestia.
    Un artículo de la revista Science asegura que circula por ahí un montón de peña con la anomalía P385R, una extraña mutación génetica que a ciertas personas les permite dormir seis horas como si hubiesen estado roncando durante ocho o más. Sus ritmos circadianos resultan más breves y sin embargo su calidad de vida es idéntica a la de cualquier otro mortal que necesite dormir el doble. Los conocimientos genéticos todavía no nos posibilitan echar una siesta y levantarnos del catre con la impresión de haber estado sobando una noche entera, pero si resulta rentable a las multinacionales tarde o temprano nos pondrán una inyección y será el fin de la cafeína, que así se llama precisamente el nuevo motor de búsqueda de Google. Apenas se nota la diferencia —dependerá del ADSL que tenga contratado— pero los negocios de hoy son tan virtuales que el mercado de futuros igual aprieta a los que programan que a los que consumen. Ya no vivimos en la época del usar y tirar. Ahora todas las cosas se usan y se reciclan, que queda más fino. No me extraña que al norte de las islas Hawaii hayan descubierto un nuevo archipiélago. Lo forman seis millones de toneladas de plásticos y tiene dos veces el tamaño de España.
    La decadencia del sistema nos hizo caer de tal modo en la desidia que fue necesario aventar las torres gemelas, invadir Irak y Afganistán, limpiarnos los bolsillos y organizar de nuevo el capitalismo para que no se hundiese en su propia basura. La prensa oficial no cuenta estas historietas porque carece de pruebas. Tampoco existe ninguna sobre la versión oficial pero es más agradable escuchar tonterías sobre el «beso del sueño» en pleno agosto que comerse la olla con estos sudokus. El resultado es que vuelve a subir la Bolsa y el petróleo, que los millones cambian de manos con alegría y que regresa la moda del «vintage», el ropavejero de siempre pero en vestimenta de marca. La ropa de segunda mano, si es de calidad, actúa en las personas como un talismán. Darse aires de superioridad, como si estuvieras de vuelta de todo, convierte a los famosos en tontos de baba pero los jovencitos de ahora son calcados a Cristiano Ronaldo, cuyo «look» copian los chavales como una antítesis de Beckam, que ya está «out». El hombre nuevo tiene un barniz lumpen, dosis de chuleta y una pizca de supermán. Quiere imitar a Michael Phelps, que se atiza una hostia de campeonato en un accidente de tráfico y sale de su camioneta Cadillac como si nada hubiera pasado, pero en el fondo es como el obispo de Veracruz, que se lleva por delante todo lo que pilla.
    Vuelven las películas de gánster, la GM se dedica a fabricar baterías de ion-litio para los coches eléctricos del futuro y mientras tanto Obama envía a unos cuantos fulanos a la estación de las Delicias para ver si le interesa comprar más talgos. Ya sabemos que las deportivas que cuelgan de los cables en la calle son una leyenda urbana, y que hasta en Titán, la luna más grande de Saturno, se aprecia el cambio climático, porque hace unos días sufrió una tormenta tropical de metano líquido, como el año pasado. La información lleva camino de ser un alcaloide tropánico. Deprime las terminaciones nerviosas y cerebrales, dilata las pupilas y los vasos sanguíneos y te recluye en el domicilio, como la gripe A. Hay mucha gente convencida de que la gripe A es el fin del mundo, por eso dicen que no hay que abrir las escuelas en septiembre. Ahora que los padres están en el paro, los niños podrían seguir las clases por televisión. A mí me parece que se equivocan porque todavía nos falta por ver que nos ataquen los marcianos. ¿Acaso no sería un espectáculo admirable?

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