El hábitat del cernícalo
martes 25 de marzo de 2008
© Sergio Plou
Artículos 2008

    «Durante las elecciones se pone el cuentakilómetros a cero y en función de los resultados pasa una cosa u otra». Esta triste verdad de Perogrullo la ha soltado nuestro afamado vicepresidente del gobierno aragonés, el señor Biel, al que un servidor denomina SuperBiel por su temible don de la ubicuidad. Sus palabras llegaron a propósito de las relaciones entre los socios gubernamentales: socialistas y regionalistas. A su juicio no existe ningún problema de fondo, aunque por aquí suele decirse que cuando el río suena agua lleva. Aparte de que el Ebro, aguas arriba, comienza a crecer por las últimas nevadas y que los agoreros han pronosticado una buena avenida para el viernes en Zaragoza - un aluvión de casi mil quinientos metros cúbicos que pondrá a prueba la Expo -, los ripios de SuperBiel, como siempre que abre la boca este fulano de sonrisa tonta, producen el mismo efecto que una riada. Su última zambullida, a raíz de la buena sintonía de este matrimonio autonómico, saltó a los papeles por la investigación que está llevando a cabo la Unión Europea gracias al fabuloso cachondeo que Gran Scala promueve en los Monegros: la ciudad de los mil y un casinos. En un inquietante mar de arena y especulaciones solariegas, al iniciar la semana el gobierno aragonés señaló con desparpajo en el término municipal de La Almolda unos terrenitos muy apetecibles para el requetepúl de empresuelas yanquis - la ILD - aunque dentro de la provincia de Zaragoza y a un precio entre los seis mil y los nueve mil euretes por hectárea. Si ya resultaba raro que una administración pública ejerciera de mamporrera para un negocio particular, por muy particular que fuese el chanchullo y por mucha pasta y empleo que prometan los negociantes, el colmo llega cuando el propio gobierno autonómico actúa ya como si fuera un vulgar manager del holding: animando a los propietarios del suelo para que bajen los precios. Hoy lo hace en La Almolda, ayer en Monegrillo y mañana vete a saber dónde se le ocurrirá a SuperBiel colocar el téster. SuperBiel continúa escrutando la estepa parodiando a los cernícalos, pulsando la opinión de la zona, jugando con el desierto y tasando a la baja cada palmo que pudiera ser masticable para la multinacional. Su actitud es de lo más fetén, así que no me extrañaría que en sus sueños le promuevan al Nobel de Economía, no en vano cree haber descubierto la piedra filosofal. Miientras en Bruselas reclaman al gobierno de Madrid un poquito de información, ya que las malas vibraciones y la frecuencia en que se producen no auguran nada bueno, alrededor de cinco mil especies se encuentran bajo la espada de Damócles en un espacio protegido por cuatro directivas europeas. La estepa monegrina, por lo visto, va a recibir más de un millón y medio de euros para proteger el hábitat del cernícalo y adaptar los tendidos eléctricos porque las aves se achicharran con frecuencia al recibir un garrampazo. Allá en Bruselas no comprenden cómo se conserva la naturaleza a la vez que se monta un tenderete de apuestas gigantesco... Y sin un centilitro de agua en millas a la redonda.

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