Las dos españas (versión andorrana)
viernes 7 de marzo de 2008
© Sergio Plou
Artículos 2008

    Es curioso, con la que está cayendo, que sea precisamente un periódico andorrano el que venga a sacar las castañas del fuego en materia informativa. Según la ley vigente, no se puede publicar ninguna encuesta cinco días antes de la cita electoral, prohibición que no impide al principado contiguo hacerlo por nosotros y colgarla en la red. Ciertas normas se han quedado anticuadas frente a la velocidad con la que se propagan las noticias en internet, donde cualquier sondeo puede llegar a nuestras manos en cuestión de segundos. Dejando al margen la caduca legalidad, basta con echar un vistazo al periódico andorrano para comprender que la distancia entre conservadores y socialistas es mínima y que, para colmo de males, se nos muestra oscilante de una jornada a otra. Los debates televisados entre Zapatero y Rajoy han reproducido la vieja división en dos bloques políticos, ahogando al resto de las formaciones en una treintena de escaños. Reducir el esquema democrático a la aburrida y pactada pugna entre dos personas, podrá ser un negocio para las cadenas de televisión pero al final nos complica la vida. Para otra ocasión tendrían que buscar otras fórmulas que respeten la diversidad y favorezcan el colorido de las opciones, que nos ahorren cuatro años de gresca insufrible al radicalizar el panorama en dos mentalidades irreconciliables. Esta fórmula será útil al sistema pero no es práctica para los individuos ya que nos condena a elegir entre dos versiones. A los seguidores de ambas corrientes les parecerá muy sano sentenciarnos a dirimir con nuestro voto esta patética pelea, pero nos están haciendo un flaco favor. Según se desprende del sondeo andorrano, la participación en comicios se acercaría al 70 % y la diferencia entre PSOE y PP apenas rozará el 4 %, de modo que el próximo lunes nos podemos situar en un paisaje todavía más ajustado que el actual. Nada más triste ni más lamentable. Hasta las urnas del domingo asistiremos a una continua llamada a la participación, donde los abstencionistas y los tradicionales votantes de otras formaciones políticas, se verán empujados a entregar un cheque en blanco a una de las dos grandes opciones. No queda demasiado margen económico para nuevas ofertas. Es posible que en lugar de niñas aparezcan nietas, que las viudas toquen el cielo de los 800 € de pensión o caigamos en una ampliación de hipotecas a sesenta años. A estas alturas la demagogia es impronosticable, pero sería demoledor que ambos partidos comenzaran una escalada de insultos y descalificaciones cruzadas en aras de arrancarse las papeletas mutuamente. Mañana es la jornada de reflexión y la Junta Electoral tendría que estar muy atenta a cualquier manipulación de las leyes. Es muy probable que, al filo de la medianoche, y aprovechando el final televisado de esta absurda carrera, los líderes de ambas formaciones jueguen su última mano con algún farol en la manga.

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