Lo doméstico
jueves 29 de diciembre de 2011
Sergio Plou

  Todo está sobrevalorado, excepto los bancos, claro. A los bancos se les puede regalar medio billón mientras se congela el salario mínimo de la gente. Y menos mal que han metido el sueldo en el frigorífico, podrían echarlo a la sartén y ahora tendríamos un salario menguante. Tampoco es cuestión de que la peña se suba por las paredes a la primera de cambio, no sea que el cambio de Mariano sufra una sobrevaloración. Mientras tanto se puede poner en solfa la Constitución, que está por encima de nuestras posibilidades, así que a la hora de marcar los puentes en el calendario del año entrante, se revalorizará a la inmaculada, que da juego a la hora de concebir. Cuando gobiernan los del Opus arriman el ascua a su sardina, lo mismo que los vendedores de bombas, que traen un cambio tradicional.

  Lo más tradicional del cambio es el entorno doméstico, por eso la nueva ministra del ramo, o del jarrón, en vez de violencia machista o de género habla de guirigay, reduciendo la familia a un polvorín de clase baja. En este espacio se atizan, golpean y masacran nadando en el barro de la miseria y la desestructuración. Para la gente guapa resulta fundamental establecer los contornos de lo aberrante fuera de su urbanización privada, lejos de su hábitat. En sus mansiones no ocurren estas cosas, entre otras razones porque carecen de entorno doméstico familiar. Un entorno con cuatro o cinco cuartos de baño es una finca y el cabestro de la familia, por ejemplo, puede confundir allí a «su mujer» con un ciervo, excusa que dificilmente se da en los suburbios, ni cuando el asesino está bebido. Cada uno se engaña como quiere, el problema se complica cuando una mentira se convierte en ley. Puede llegarse a la estúpida conclusión de que los componentes de un ámbito acaban entre sí a cuchilladas y la realidad es que los hombres se llevan la palma. Ocultar este dato es nefasto. Olvidando al autor nos inhibimos de las causas —sólo quedan las anécdotas— y para registrarlas existen las páginas de sucesos, donde se ceban en los detalles para despertar el morbo.

   A medida que vamos conociendo a los ministros de Mariano, comprendemos que su ideología es una cuestión de entornos y que en el suyo no cabe celebrar aniversarios de la Constitución cuando un par de días después caerá un festivo más importante. A su juicio es más notorio que una virgen alumbre, por eso será una fiesta principal. No cabe decir que los hombres matan a las mujeres, resulta más interesante destacar el ámbito del martirio, como si la familia fuese un territorio destinado a la barbarie. Algo letal. Tampoco cabe la brutalidad policiaca, por supuesto, lo que vimos ayer en las calles de Madrid fue tan sólo un apaleamiento. De algún modo tenemos que entrar en razón y dejarnos de tontadas, ¿no creen? Lo doméstico está muy sobrevalorado. Ya saben que vivimos por encima de nuestras posibilidades, conviene por lo tanto rebajar el listón desde un principio. Sin prisa, pero sin pausa.

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