Locas contradicciones
jueves 25 de junio de 2009
© Sergio Plou
Artículos 2009

    La política está sembrada de contradicciones y a menudo se expresa en leyes y ordenanzas que causan perplejidad. Hoy mismo el parlamento de Aragonia aprueba el papeleo de una mafia muy extraña que se dispone a convertir los Monegros en una especie de islas Caimán —pero en cutre— y a la vez el ayuntamiento de la capital, siempre noble, prohibe a los jóvenes que empinen el codo en la calle. No se trata de un conflicto de mentalidades, porque en el gobierno autónomo y en el consitorio lleva la batuta idéntico partido. Se trata de una cuestión de «principios». Me refiero a cómo entienden los valores nuestros políticos más tradicionales, que sólo se ocupan de la seguridad, los negocios y el paripé. Valga como muestra que el alcalde acaba de entregar una placa al presidente por la que lo eleva a «defensor de la ciudad» y se ha quedado tan pancho. Igual de tranquilo que cuando nombró cronista al jefe de la oposición, personaje que, a falta de algo mejor, ha terminado como jefe de la Academia de san Luís. La derecha y la izquierda sólo se diferencian hoy en la tolerancia que exhiben ante el aborto o la homosexualidad, y en múltiples ocasiones ni siquiera en eso. Cuanto más próximo está cualquier político al poder se muerde la lengua, se enreda o se dispara hacia lo convencional. Es muy probable que el alcalde de la inmortal, que tanto defiende la presencia de los crucifijos durante los plenos,  preste nulo apoyo  a la nueva y siempre futura ley del aborto. Sería absurdo que un alcalde como el nuestro se arriesgara a la dulce pena de la excomunión, con lo que le gusta pasear el bastón de mando durante el rosario de cristal. Aunque cosas más idiotas se han visto: véase a Bono, y no me refiero al de U2, levantando placas a una monja en el Congreso. La libertad de maniobra de los socialistas es casi enana. Tanto que permiten a sus líderes que mantengan una doble moral. Según los réditos electorales que consiguen van reduciendo sus ideas a simples anuncios publicitarios. No puede extrañarnos que al final, esta izquierda descafeinada se parezca tanto a la derecha mentecata que parece ir calcando sus contradicciones. Levantar en el desierto una Andorra, donde se dará cancha a las apuestas y barra libre a la holganza, es desde hoy mismo legal. Pero no será lícito irse al parque a meterse unas cervezas. Supongo que todo depende del ruido y de la etiqueta, del mal que haga a la vista y a la oreja, de la pasta que pierdan los bares o del negocio que se construya entre capitanas, allá en medio del arenal. Es feo ver a los chavales por las aceras con un pedo del demonio, máxime cuando tendrían que estar currando de gratis o en una ONG y ahorrando de la nada para hacerse con un chamizo en Arcosur, sin embargo mola mazo que puedan llegar a gastarse un día lo que no tienen a la ruleta o al bacarrá. Y además ahora, que no hay competencia en Panticosa.

Articulos
Primeras Publicaciones 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 — 2001 2007 2008 2009 2010 2011        
Cronicas Críticas Literarias Relatos Las Malas Influencias Sobre la Marcha La Bohemia La Flecha del Tiempo