A 185 días de inaugurar la Expo resulta que tiene más pegada el entuerto monegrino de Gran Scala que el Pabellón Puente. No hará un mes de la presentación en sociedad del Casinazo y el vicepresi del gobierno de Aragón - el virrey - a menos de un trimestre de las elecciones, parece el monstruo de las galletas. Como ha terminado con todo y su voracidad es insaciable se le está comiendo el álbum de fotos ni más ni menos que al alcalde de Zaragoza, al antiguo biministro de Justicia y de Interior, el ínclito Belloch. Y éso que lo tiene chupado. Sobre la Expo pesa un acuerdo de no agresión política para que el evento salga cañón y sea un éxito redondo, así que el partido aragonés, el cortijo de Biel, hombretón venido a más, se ha buscado el apadrinamiento de un negocio tan potente que resulte imposible criticarlo sin que se derrumbe el castillo de naipes. La jugada es redonda y además no le compromete a nada. Se trata de tragar y callar, no vaya a ser que explote el globo y nos quedemos sin chollo. No estamos hablando de un pelotazo cualquiera sino de que se nos ha aparecido la virgen o la Rehostia misma. Está por definir cuál de las dos. Y se define esta tarde.
    La madre de todos los proyectos nos ha llovido encima en forma de maná. El maná se convierte hoy en lechadillas que caen del cielo, mañana serán trufas recién extraidas de la tierra prometida y pasado mañana bolas de nieve - en plan Häagen-Dazs - desprendiéndose de la nubes para los pobres en fuegos de artificio. La escalada de Gran Scala se eleva en progresión geométrica. Comenzó sonando a chiste y nos partimos el culo de la risa ,después llegó el estupor y ahora comienza a causar miedo. El gobierno aragonés y las doce empresas que constituyen la International Leisure Development - un holding lisérgico - firman hoy un protocolo de colaboración para impulsar en los Monegros esta ciudad de los prodigios. El último de los alardes, lo más vanguardista en tecnología aragonesa, es el tranvía impulsado por células que recorrerá el campo de golf internacional, los museos didácticos de la NASA, los casinos para los jeques más despilfarradores del globo, los hoteles temáticos más chulos para jugar al escondite y a los espías e incluso un remake de la Expo - Aquántica -, el copón ya de la baraja. La panacea monegrina , con su tranvía celular y sin contaminar un centímetro, va a dar de sí hasta las elecciones y lo que dure la Expo. Lleva trazas de ser algo innenarrable y para hacer un resumen del cuento, el gobierno aragonés ha montado una carpa para setecientos invitados, muchos de ellos gente con pasta y dispuestos a invertir en la construcción de este oasis para la futura ciudad del desierto. El virrey de Aragonia les dará la bienvenida y los acogerá con los brazos abiertos: es el momento Biel. Casi doscientos periodistas de todo el planeta recogerán su inefable sonrisa mientras allá en Castejón, el cuñado de un amigo, irá haciendo caja parcelando y vendiendo convenientemente el suelo baldío. La juerga no ha hecho otra cosa que comenzar.