Estábamos acabando el verano y echábamos en falta la noticia sobre el monstruo del lago Ness, un clásico en agosto. Al fin la tenemos. Se trata, ni más ni menos, de una fotografía del bicho y el conseguidor de la proeza informativa ha sido esta vez el buscador Google Earth. La imagen es tan penosa que, comparada con las que se montan ahora en YouTube sobre platillos volantes, resulta un desastre. Pero ya han cubierto el expediente.
Y el Gobierno de Peta Zeta también, porque acaba de aclarar la cifra que va a fundirse en la estúpida lucha contra la gripe A. Más de 333 millones de euracos. No sabemos todavía si la cantidad será suficiente para las farmacéuticas agraciadas y si terminarán con el terrorífico palizón que nos están dando en la tele o lo mismo les parece una roñosidad y siguen con la monserga. Es comprensible que pudiendo ganar el doble no se van a conformar con la mitad. Menos mal que Moratinos, el ministro de asuntos exteriores, acaba de informarnos que Obama nos hará una visitilla. Esta noticia y la de que un megaprostíbulo sevillano ha colgado una pancarta a la entrada del burdel anunciando que están de rebajas, es un poderoso incentivo para encarar septiembre con otra cara.
Los holandeses, que son muy modernos, permiten a sus hijas de trece años que den la vuelta al mundo en un barquito, circunstancia que causa tal estupor entre los jueces que les retiran la custodia de la niña. Los americanos, en cambio, que parecen más carcas, encuentran a Jaycee Lee con dos criaturas bajo el brazo, regalo forzoso de su secuestrador. La mujer, ahora con 29 tacos, desapareció hace más de tres lustros y la han descubierto conviviendo al estilo austriaco en el cobertizo de Philipp Craig, cuya esposa, por lo visto, tampoco sospechaba nada. Mientras tanto, en la calle Orense de Madrid, los menores se tirotean alegremente. Ayer le volaron a uno la tapa de los sesos a las cinco de la madrugada y tuvieron sus amiguetes que cogerlo en volandas para llevarlo corriendo hasta el hospital más cercano. Estas cosas ocurren durante el verano lo mismo que en invierno, pero ahora se recogen en las portadas de los periódicos justo al lado de los seis millones de coches que inundan las carreteras. A la peña le pone los sucesos una barbaridad. Sólo los frikis pasan de la caja tonta como de comer caca.
Al mismo tiempo que el presidente de gobierno anuncia que la TDT de pago será el copón de la baraja, los frikis se multiplican. No me extraña que los futbolistas millonarios digan que son gente normal, aunque en el fondo sean tontos de baba. Los raros pasan de anuncios y de abonar una cuota por quitárselos de encima, se bajan los programas directamente de internet y se los ven cuando les viene en gana. Dudo mucho que se bajen los partidos de fútbol. Un estudio de la empresa Big Champagne destaca, por ejemplo, que en todo el mundo se han descargado la serie Heroes alrededor de cincuenta millones de veces y la de Fringe, cuya segunda temporada aún no se ha emitido en América, más de veintiún millones y medio. Ante la fobia televisiva que nos envuelve, con una velocidad similar en banda ancha a la que gozan en Lituania y con una Comisión Nacional de Telecomunicaciones que pone trabas a la Municipal de Transportes de Madrid, para que abra una linea WiFi en los autobuses —como servicio incluido en el billete—, media docena de taxistas de la capital del reino ofrecen a los pasajeros la oportunidad de navegar en la red mientras se desplazan. El futuro audiovisual y la prensa libre reside en los espacios virtuales, donde lo mismo encuentras sandeces que grandes verdades. Sólo es cuestión de separar el grano y la paja, asunto que cada día se me hace más difícil a la hora de leer los periódicos, oír las radios y ver la tele. Igual me compro el Pronto, el Cuore y el Más Allá y me hago unas risas. |